6.10.08

Esperanza

Vale que ya me había tardado muchísimo en subir las demás pensadoras del concierto de Manu y me faltan relatos por compartir.
Del concierto ya hablé lo suficiente, lo que no conté y que seguro os habéis pregunta'o es porqué afirmo tanto y tanto que ha sido uno de los mejores conciertos que he presenciado (comparable con RadioCabeza en San Diego o Cafeta (tanto en Huasteca como en Arena)). Y el secreto del asunto es que ahí me topé nada más y nada menos que a la mujer más pequeña del mundo.
A quienes no conozcan la historia lamento decirles que entonces no me conocen lo suficiente, ya que, lo he afirma'o antes y lo sigo haciendo, esa chica marcó un cambio en mi vida. Es fácilmente distinguible el "antes" y el "después" de ella.
Y siempre he querido verla como alguien especial, por lo que las iniciales de sus nombres, los meses en que la veo y las circunstancias en que sucedieron nuestras salidas, todas le han dado ese toque de increíble coincidencialidad. El día del concierto pasó igual.
¿Qué hizo del evento algo tan… tan… ouhm destinado o planeado cósmicamente? De entrada el hecho de topármela después de varios años de no verla. Topármela sola (digo había miles de gentes pero ella estaba sola). Cerca de nueve mil personas estuvieron en el concierto, y encontrarla ahí, sin pensar o saber si quiera que estaría ahí. Claro todo esto puede ser simple para muchos, pues para mí no lo es y menos el hecho de que la canción en que nos encontramos haya sido al principio del concierto, la 3ra rola "El hoyo" y que pude estar junto a ella, sin hablar como debe de ser, gran parte del concierto.
El gran montonal de gente que se apretujaba y aventaba hizo que el aire empezara a faltar, ésa fue la razón de su partida hacia fuera de la gente y cuando escuchábamos la "rumba de Barcelona" justo antes de "la despedida", nos despedimos.
Hablé de esto con algunas amigas, y claro que hay hechos que dictarían que el encuentro debiera tomarse como algo vago y sin mención especial, pero de hacerlo así, no sería yo mismo; y aunque fue muy poco tiempo el que nos vimos, fue suficiente para alegrarme y que aún hoy siga sonriendo al recordar ese día.
Apúntenmele otros 300 puntos a la pequeñísima, que cada que aparece, revuelca el universo.

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