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10.4.12

90 años y Tres veces en el uni


El sábado pasado celebramos en la familia el nonagésimo (90) aniversario de uno de los fundadores de la familia: Welito José.
José viene de ojuelos Guanajuato, era, a falta de mejores palabras para describirlo, muy popular en su tierra; no tanto por vivir en un pueblo pequeño y ser una persona sumamente alegre y de muchos amigos sino por su tez clara y ojos verdes/azules. “Chepe” se enamoró de una jovencita de Guanajuato, quien afirma ser familiar cercana de Jorge Negrete, y se fueron a vivir a Nuevo León a iniciar una familia a la tierra de las oportunidades. Su historia merece post aparte, quizá sea el motivo de mi próxima visita a casa de los abuelos y pueda compartirles cómo fue creciendo mi familia de 9 tíos y 30+ primos.
Además del cumpleaños, la ocasión reunió a los tigres con los rayados; de pequeño creí que toda la familia de mamá era rayada, el abuelo sólo hablaba de béisbol así que sabíamos que era Sultán pero de fut nunca ha revelado sus colores. La abuela es tigre. De sus hijos que hablan de futbol todos a excepción del menor, son rayados, o eso creíamos hasta hace poco que uno más alzo la voz a favor de los auriazules. Papá siempre fue tigre, tigrísimo; “era el único defecto que tenía” dicen los hermanos de mamá.
Cuando Daniel llegó a la casa y vio a Pipe con su jersey de tigres no lo podía creer. ¡¿Porqué?! ¿Tú, Pipe? ¿Pero, cómo, cuá… Tigre, de verdad? ¿Es en serio? ¡Yo siempre creí que eras rayado!. Mamá jura que tío Daniel casi pierde el poco pelo que le queda por la impresión “No lo puedo creer, tú” Dijo con un tono desanimado.
Con motivo del festejo hablamos cada quien con el abuelo y aprovechamos para contarnos cosas y chistes, siempre nos contamos chistes. Aproveché para acercarme a mis primas “grandes” y mostrarles un par de álbumes de fotos, para que vieran cómo hemos cambiado. “¡Mamá, ¿porqué me dejabas vestirme como Ricardo Arjona?! ¡me veía bien ridícula!”comentaba Daniela; a quien el resto del mundo conoce como Erika, mientras reía ruidosamente pero no tanto como Mónica: la voz inconfundible de la familia; tan es así que es la cantante oficial de las mañanitas en todos los cumpleaños.
Antes de irse al juego, pues es abonado; el padre de Erika, Daniel, se acercó a mí y me confiesa:
- ¿Sabías que solamente he ido al Universitario en 3 ocasiones?
No tío ¿porqué tan pocas, si es un estadio bonito no como el de…
- (sonriendo) Pues soy rayado y yo a ese estadio no entro… así como tú seguro no vas al Tecnológico
Estaba en lo cierto, aunque en mi época de estudiante era un incondicional seguidor de los Borregos, pero éste es deporte aparte.
- Te decía que la última vez que fui, fue a un Tigres Pumas hace como un año, tuve que acompañar a mi jefe que ya me había comprado los boletos (razón justificada). La segunda vez fui por un partido de la selección (todos sabemos que encima de cualquier equipo está la emoción de ver a la selección nacional en vivo) Y la primera vez fui con tu papá.
Tiene 25 años que dejó este mundo y aún hay pedacitos de historias suyas regadas en la gente que conozco. De las 3 veces que Daniel, que más que rayado parece anti tigre, visitó el Uni la primera fue con uno de los más tigres, supongo que era alguien que tenía que tener algo especial, un convencimiento, una chispa, un don de fraternalidad enorme; porque cualquiera aunque no sea fan de un equipo de futbol, podrá imaginar lo que especial y fuera de lo común que es ir al estadio rival cuando su propio equipo no va a jugar ahí.

19.12.11

tiGueres


Olvidé en el post anterior resolver a la duda que más de uno me ha preguntado: ¿porqué escribes tigres con ‘b’?
Llevo varios años escribiendo el nombre del equipazo de mi vidaza con esa letra. Primeramente porque así era más fácil encontrar resultados en google / twitter en los que yo hablaba del equipo en lugar de usar la letra correcta. Incluso intenté aplicar un HT en twitter sin hacerlo muy popular salvo entre mis amigos/conocidos más allegados.
Por otro lado, aunque fuera fan del equipo, viví tiempos muy difíciles apoyando al segundo peor equipo de la liga durante casi 3 años seguidos, igual que hace cerca de 15 años. Más cuando sucedía la risible época Guzmán, donde no quedaba más que ir al estadio “a esperar que no perdieran tan feo”. Un equipo sin garra pues.
Eso me llevó a sustituir la letra y escribir el nombre en minúsculas. Durante un tiempo “los castigué con mi ausencia” en el estadio, después decidí asistir religiosamente cada 15 días pero no les daría el nombre poderoso que portaban pues no parecía que lo merecieran. No hasta que jueguen como el equipo que quiero ver. Y así es que este torneo Apertura 2011 rompieron racha de 29 años y medio sin quedar campeones, quedando en los primeros 3 lugares del torneo, en primer lugar del año en puntos recibidos, sobrepasando cualquier métrica que pude aplicarles, además de ganarse la 3er estrella, se ganaron esa 'G' de garra, de gusto, de goleo y de ganadores. Espero que así continúen y no recurra yo a la letra de la época en que parecían un equipo “B”

14.12.11

Los 90 minutos más largos de los últimos 29 años


De entrada les aviso que este es un relato futbolero, por lo acontecido el pasado domingo 11 de diciembre donde el equipazo de mi vidaza quedó al fin campeón.
Como muchos, me había hecho a la idea de no ver a mi equipo llegar a las finales y coronarse, había aprendido a vivir con apoyar a un equipo de lucha, garra y entrega pero que nunca quedaba campeón. Equipo cuya afición le daba la personalidad de jugar contra adversidades que jamás llamé fracasos, siempre fueron retos; incluso en las dos épocas de oscuridad, creo que ahí más que en cualquier otro tiempo. Fue difícil aguantar, seguir queriendo y apoyando, incondicionalmente. Creo que esa es la palabra que ha definido el camino que tengo siguiéndolos, incondicionalmente; pues nunca me importó qué tan mal o bien estuviera el equipo, yo ahí estuve, en las buenas, las malas y las peores. El cariño por un equipo es como el que se le tiene a las mujeres, simplemente está ahí sin influenciarse si los demás dicen que no es bonita, que tiene malos modos o que podrías conseguir algo mejor; tan necios los otros por querer convencernos y necios nosotros por no hacer caso. Así queremos los hombres.
El pasado domingo se cortó con una sequía de títulos de casi 30 años, hasta el cielo fue cómplice al llorar incansablemente durante toda la jornada, con bajas temperaturas y poca visibilidad. Sí, el cielo cortaba con sus aguas la sequía que pasó mi equipo por tantos años. “Voy a llorar independientemente del resultado del partido del domingo”, lo repetí desde que supe que ese día sería el día definitivo, el que quedará en la historia y memoria de propios y extraños.
Sé que no soy el único que llevaba a cuestas los años de burlas y críticas, de intentos de convencerme de dejar al equipo, de apoyar a uno grande, a uno con jerarquía, un equipo que presentara vida no recuerdos de antaño deslavados y que no presencié con mis propios ojos. “¿Qué sabes tú de fútbol si no has visto a tu equipo campeón?” “Nunca han ganado nada”, lozas como éstas eran apiladas sobre nosotros durante décadas. Pero el amor no tiene explicación, la pasión no entiende de títulos, de comparativas, pues hasta contar desventuras le da sabor a ese cariño, tan incomprensible que se alimenta de sí mismo como una broma irónica: te quiero porque andas mal y te quiero porque andas bien.
Sabía que lloraría ese día ya fuese por apilar una carga insoportable más o por al fin librarme del yugo que me acompañaba desde que me volví Tigre. La liberación era un sueño la realidad era un suplicio que se sintió en los huesos cuando aún con un hombre más, el equipo caía tras haber dejado irse el gol en un penal que aseguraba el triunfo de una vez por todas. “No otra vez, por favor, no me pongas a prueba otra vez” repetía para mis adentros cuando el estadio enmudecía incrédulo ante la mala fortuna, la increíble falla de Lobos, el estandarte del equipo. Duró poco el silencio, es cierto, pues todos comenzamos a vitorear al equipo de nuestros amores, ya no con ánimo ni fuerzas ni siquiera ganas, sino con desilusión, reclamo y esperanza, sobretodo esperanza. Gritábamos el nombre del equipo aunque se podía distinguir que el mensaje detrás de nuestras porras era “No otra vez”.
Apoyar a un equipo implica encontrar y elegir una familia, ningún otro equipo más que el mío puede transmitir esto, ¿de qué otra manera explicas el apoyar sin recibir nada a cambio?¿el que once desconocidos te pongan de buen humor por una semana entera si no saben que existes?. Compartir la familia del futbol con los consanguíneos se vuelve un lazo más inquebrantable que el mismo ADN. Este año me eché a los hombros a los dos Tigueres más jóvenes de mi familia; al padre de uno de ellos le debo el haberme llevado a mis primeras pruebas de fe con el equipo, al descenso y al doble campeonato de vuelta a primera división; al padre del otro el apoyo de los últimos años, siendo que él apoya al vecino de enfrente me asignó la tarea de acompañar al menor de sus dos hijos el único fan del futbol. En la familia la polémica nunca sobra con temas como éste. Así me enfilé con ambos, yo que había sufrido las derrotas más pesadas de la historia del equipo y ellos quienes vivían su primer torneo asistiendo al estadio llenos de ilusión por “quererlo ver, campeón otra vez”. “Los primos de la suerte” les llamo ahora que el equipo dejó de ser visto como un defecto e insignia de mal gusto, referente de la ineficiencia y el mal manejo sin embargo muestra hoy orgulloso el ícono del campeón.
A modo de confesión puedo decir que lloré cuando cayó el gol de Mancilla, el que nos regresaba la copa; también con el de Pulido, el que cerraba el ataúd de Santos. Lo hice porque todos estos años se veían recompensados con algo que no era necesario: un campeonato, al equipo se le quiere, se le apoya incondicionalmente, no es necesario que demuestren que son los mejores; así los vemos siempre, es nuestro equipo son nuestros colores. Lloré apretando un pequeño morral que pertenecía a mi padre, con quien visité mi primer estadio y con el que nunca pude hablar de mujeres o de futbol, porté sus facciones por genética: el bigote de crecimiento disparejo, los labios enormes y la mirada entreabierta; el mismo corazón auriazul y el mismo morral con las letras y colores del equipo. Mis piernas flaquearon y me dejé caer al tablón cubriendo con mis brazos mi rostro mojado más por lágrimas que por lluvia, los primos de la suerte me ayudaron a mantener el equilibrio y me pusieron de pie, uno bajo cada brazo pues así lo manda la tradición. “Dondequiera que estuviera antes, ahora está conmigo, llorando desde el cielo” ¿Qué otra cosa podría pensar? Para eso llevé su morral, una de las pocas pertenencias que conservo de él; para forzarlo a vivir una final juntos traspasando la frontera terrenal con la divina, para contemplar la historia con mis propios ojos desde lo alto del estadio “estando más cerca de él”.
El día que Tigres se volvió campeón otra vez, yo cumplía 10 días más de vida que la que llegó a tener él. Hay tradiciones contra los que no tiene sentido luchar; hay pasiones contra las que no tiene sentido razonar, hay equipos contra los que no se puede ser indiferente pues están marcados por el destino, por historias como la mía y las de quienes me han compartido sentimientos similares que vivieron ese día.
Me resta sólo dar gracias por renovar esa pasión que velaba por 29 años dando ejemplo de lo que es el amor incondicional. ¡Felicidades Tigres!

21.11.11

Aventura pachucota


Me lancé a la bella airosa con el propósito de ser parte de la “invasión Tigre”. Ya había viajado a otras ciudades para ver al equipazo de mi vidaza jugar fuera del estadio habitual. Esta ocasión era especial por varias razones, de las cuales la principal es que Rob y Adris nunca habían visto al equipo jugar de visitante y era por un partido importante para poder pasar a la semifinal.
De entrada conseguir tour fue complicado, queríamos conseguir los boletos por internet pero hasta para eso se notan los niveles que hay entre los equipos norteños y los de provincia, una desorganización gigantesca por parte del club pachuca nos hizo desistir de conseguirlos nosotros y comenzamos a apuntarnos a los tours.
El que teníamos asegurado no pudo conseguir autobuses y terminamos separando uno justo el día antes de salir al viaje.
La odisea comenzó con la conseguidera de hieleras, seleccionar la ropa pa’l evento y llegar a tiempo al autobús el sábado a las 7 pm. Salimos a las 8.30 y faltando 160 Km’s para llegar a pachuca, el sábado a las 10 am, ¡NOS QUEDAMOS SIN FRENOS!...”¡Agárrense!” gritaba el chofi, “¡a la ver64! ¡agárrense ya les dije!”. Los pocos que iban dormidos a esas horas ya estaban aferrándose a sus asientos con todas sus fuerzas. Yo pensaba en cuál sería la mejor manera de prenderme de los asientos si llegásemos a chocar, ¿a dónde me empujaría el impacto? ¿qué cosas me golpearían al caer al suelo? ¿qué extremidades me lastimaría si saliese volando hacia tal o cual lugar?. Afortunadamente el susto duró sólo un minuto que parecía una hora entera. Entre rezos y plegarias rebasamos a otro camión en una curva para posteriormente tomar una bajada que nos alivió al verla vacía y recta, lo cual indicaba que seguiría una subida y podríamos detenernos. Así sucedió y por el susto al detener el camión, decidimos continuar a pie por un tramo en lo que encontrábamos algún pueblo o central de autobuses para llegar al estadio.
Al cabo de 30 minutos de camino y 20 de espera en el pueblo regresó nuestro autobús con frenos nuevos, nos retrasamos una hora de viaje pero llegamos con bien para disfrutar el juego. Aunque la directiva de pachuca se empeñó en hacer del viaje un suplicio. ¿cómo está eso de que saben que van más de 4 mil aficionados (se rumora que éramos cerca de 8mil) y sólo tienen una puerta (individual) para el acceso? Por si fuera poco, no existían filas ni personal que ayudara a formarlas. Dentro del inmueble la situación estaba peor, la gente entraba a una zona que estaba bardeada de manera parcial con elementos de seguridad, quienes al ver que se llenaba, recorrían las bardas de seguridad para permitir el acceso a más personas; esta operación fue realizada unas 4 veces antes de empezar el partido. Una completa pérdida de tiempo para los aficionados que habían llegado hasta con 4 horas de antelación al encuentro.
Por más que la directiva y encargados del estadio se empecinaran en hacer de esta una jornada tortuosa para la afición felina, les quedaron cortas las artimañas porque todo México pudo constatar que aún a 800 Kilómetros de distancia, la afición felina llena estadios y apoya más que las locales. Hecho que se demostró además en el marcador de 1 a 0 a favor del tigre a pesar de contar con un elemento menos por 30 minutos.

7.10.11

De convenciones de comics a expos de hogar

Resulta que este fin de semana habrá un evento de nombre exihogar en el centro convex. Y estoy super tentado a asistir ahora que he comprado casa. ¿Sí sabían que compré una casa?. Y el hecho de enterarme del evento me hizo reflexionar un poco en los tipos de eventos y cosas en las que estaré ahora haciendo rendir mi dinero.
De adolescente iba seguido a convenciones de comics, después iba sólo a las Ferias del Libro organizadas por el ITESM, una que otra vez fui a esas donde le dicen a uno que estudiar en el extranjero es la mata y bueh, este finde podría ser mi primera vez en una exposición de fabricantes de mueble. Pretty exciting right?
Claro, seguiré yendo al Volcán a ver a mis tibres y jugando futbol, asistiendo a conciertos (tal vez no tantos como antes) pero me siento emocionado por esta nueva etapa en la que me imagino que mi casa es una versión gigante de legos y puedo ir consiguiéndole muebles y cachivaches como esa gente hace en farmville, tinytower, animal crossing, harvest moon, sim city, etc… pero a tamaño real y gran escala.
Wish me luck!... ah y se aceptan sugerencias y regalitos para la nueva mansión.

21.2.11

Epic Weekend!


En lo que espero que se baje el nuevo episodio de una de mis series favoritas (HIMYM) les cuento lo que sucedió el fin de semana pasado. Estuvo tan lleno de emociones que bien valen que desempolve este blog y renazca con historias de familia, fútbol y cumbias.
El viernes fue el cumpleaños de la señora que más solicitudes de “suegridad” recibe pero nomás no le doy chance de que le lleguen al mantener mi estado civil como “solterísimo”. Cumplió años mi mamá y su festejo fue que no la hiciéramos trabajar tanto en la casa y no cocinó nada en todo el día, en cambio le compramos toda la comida que quiso y hasta limpiamos un poco la casa. Era el “pre” para el evento fuerte de la semana: El ClásiContreras
En la ciudad hay dos equipos de fútbol bastante chambones, simplones pero que despiertan una pasión por el juego que podría competir con los tifosi y darle pelea a los hooligans. En mi familia de aproximadamente 50 personas 40 le van a un equipo y los otros 10 que sí sabemos de futbol le vamos a Tigres :P
El derby o clásico, como gusten llamarlo, cayó este torneo el pasado sábado 19, y aprovechamos para ver el juego en lo que festejábamos a los cumpleañeros del 4, 18, 19 y 20 de Febrero. Es tradicional en Monterrey que asemos carne los fines de semana y más cuando hay fútbol. Y con un partido tan importante como ése (es el más importante en la ciudad) nos quedó inmejorable la reunión. Al final con un empate sin sabor por la carencia de goles, empezó la cena y los bailes, las pláticas, los chistes y el goce de la familia. De convivencia y de un pedacito de cielo alejado de toda esa mala fama que le hacen a nuestra ciudad.
Me imagino que esto debería ser un titular en algún noticiero: “Familia festeja cumpleaños y clásico sin altercado alguno”, algo alegre, algo contento, algo feliz que para malas noticias están los medios tradicionales y para compartir la joie du vivre, estamos acá, a paso firme y adelante.
El cierre de mi fin de semana lo di en una tocada en el barrio antiguo escuchando a mi banda más favorita de años de secundaria e inicios de preparatoria: El Gran Silencio. El flashback fue inevitable con esa música, los empujones, el ska, el sudor y los cantos/gritos de sus éxitos más populares. Fui con mis homies del parkour al evento y lo gocé como si tuviera 3 años menos que ellos; posteriormente recuperamos energías en un restaurante de esos rumbos y nos alegramos de haber asistido al evento. Con raggamuffin norteño y pura sabrosura se acabó el fin de semana. ¡Pura Yeska!

13.1.11

Kluz "El Suertecitas" Benavides Reloaded

Si son fieles seguidores de mi blog (y se que pocos lo son) ya les sonará ese Nick que traigo en el mazinger: “El Suertecitas”. Pues de nuevo la he vuelto a hacer, y en grande. Mis conocidas hazañas en el azar ya se han comentado en varias ocasiones, hoy agregaré una a la lista.
Resultase ser que el día de ayer, aburridísimo como estaba en el trabajo, comenté que quería salir, aunque hubiera mucho frío e ir a comprar en preventa el nuevo jersey de el equipazo de mi vidaza. Casi a modo de broma le dije a un compañero: “se que comprarlo sin ver es medio estúpido, porque tal vez no me guste. Pero comoquiera lo compraré después, mejor voy hoy y entro en la rifa, me gano el viaje en el Tigrecharter y eso sería mejor que comprarlo después”.
Todo sonó a broma, incluso lo twitié. La actitud era toda mía esa tarde. Tan es así que (como ya había terminado mis nulos pendientes del día) me salí temprano y manejé directo a comprarme el jersey, me dije que estaba actuando impulsivamente, pero la oportunidad era única. Me animé al saber que a mediodía sólo se habían vendido 60 jerseys y que si iba al salir del trabajo podría conseguir uno, estaba en lo correcto.
Lo mejor fue que al llegar, no había filas ni nada, la tienda toda desordenada pero la logística seguía funcionando. Había un tipo que iba a comprar el jersey actual y lo querían convencer de comprar el nuevo por un poco más de gasto pero con posibilidades de ganar premios como: "playeras autografiadas del 2010, pants, mochilas y hasta un viaje en el Tigrecharter"
Yo no quise esperar a que él se decidiera y en la 2da caja pedí aquello por lo que iba: “Quiero comprar el nuevo jersey, el de preventa y participar en la rifa”. Me extendieron una especie de cubeta donde había boletitos y tomé uno, al abrirlo pensé que lo había abierto del lado erróneo porque clarito decía “¡Felicidades! Tigrecharter gracias por apoyar a tu equipo”. Creí que era el estampado pero el otro lado del boleto era completo blanco. Sí, le di al premio gordo y ya después que tomaron mis datos y me dieron mi ficha pa’ recoger mis premio y mi jersey la siguiente semana, me dijeron que podía también participar en otro sorteo donde me gané unos shorts de ¾ oficiales.
Vaya que ahora que veo que no gané nada en la rifa de la posada del trabajo porque eran puros premios de broma, creo que fe buena elección irme a ligas mayores y ganar premios a lo grande.
¡Gracias Tigres!

5.9.10

Las victorias de la pasión

Pocas veces hablo del futbol, pero esta semana es especial, se acerca el partido más importante de la localidad y yo como buen fan de uno de los equipos, tengo la mente fija en el encuentro del próximo sábado.
Le voy a un equipo que por tradición tiene una personalidad, una entrega y una manera de vivir el futbol de manera única, por mucho que las mismas personas de esta ciudad tengan dos equipos uno se vive muy diferente al otro.
Pero no hablaré de eso en esta ocasión, más bien quería platicarles del sábado pasado que fui solo a ver un partido amistoso contra el equipo más odiado del país: El América
Del partido no hay mucho que decir pero del cambio de mi perspectiva hacia un jugador sí. Desde su segunda temporada en el equipo (segunda mitad del 2007) me parecía que era malísimo y debían sacarlo del mismo. Uno de mis amigos siempre lo defendió y apenas hasta ayer sábado pude ver porqué. Le tomó 3 años al Kikín Fonseca ganarme, pero lo hizo, ¡Y de qué manera! Falló un penal en el primer tiempo, que debía empatar el marcador antes de irse al descanso; pero en el segundo hubo otra oportunidad para él. Antes de cobrarlo hizo un gesto como señalando a la afición, poéticamente diré que casi casi me estaba apuntando a mí de entre los pocos asistentes al estadio; cobró el penal y anotó, celebró con su afición y para su afición.
Lo importante del juego no fue que anotara un gol, sino que pude ver la actitud que demuestra al jugar, el gusto que le da entregarse en la cancha para disfrute y goce de la fanaticada. Intentó varias jugadas “de crack” que terminaron en pases y sólo una en un pase erróneo. Pero el juego que se da fuera de la cancha, el que involucra la comunión con los aficionados, la entrega por el aplauso y aprobación de miles de desconocidos es lo que me hizo cambiar de parecer respecto al Kikín. Incluso desde lejos pude ver cómo él sentía esa conexión con tanta gente, que ese día estuvo con él y la verdad, es un espectáculo de primera.
Felicito a mi nuevo ídolo felino por dar una tarde tan magistral y ganarme como aficionado al equipo y ojalá el próximo sábado tenga oportunidad de repetir la magia y participar en una victoria felina en el volcán.