El Santo, el Cavernario, Blue Demon y el Bulldog.
El "Martes Nice" de la lucha libre en la arena coliseo es una más de
las estrategias que se tienen para acarrear gente al evento deportivo
más popular y característico de la cultura mexicana en el extranjero.
Jamás había ido a las luchas pero las había visto por la tele, siempre
le fui a los técnicos, odiaba al "tirantes" y me gustaba ver las
peleas cuando el referee era "el tropicasas". Mis luchadores favoritos
siempre usaron máscara, Octagón, Atlantis cuando era técnico y de la
AAA, Máscara Sagrada y la Parca.
No vi a ninguno de mis exídolos en las peleas del martes, de hecho
todas eran entre luchadores prácticamente desconocidos pero el
ambiente aún así fue tal como lo esperaba. Grité como cualquiera pues
a eso vamos a las luchas, a desahogarnos, a decirle al gordo sin
pompis que no sea coyón y no haga trampa. A pelearnos a mentadas con
el luchador que por cualquier cosa se baja del ring.
Lo que me impresionó sobremanera fue el desenlace… la lucha estelar,
con cadenas, que se quitaron a los pocos minutos de iniciada la
contienda. Iba con amigos locales, foráneos e internacionales. El de
Alemania me preguntaba si es que habría sangre en el pleito y le dije
que era bastante probable que sí, pues era lucha en cadenas. Lo que
terminamos viendo fue una masacre, gritos, golpes y escupitajos por
toda la arena. Aventones entre las sillas, con los botes de basura y
charolas de alumino, máscaras rotas y frentes sangrantes. Emoción
extrema.
Al platicar lo vivido, me tuve que comprometer a volver la siguiente
semana, con gente distinta pero que igual disfrutaremos de una función
de verdadera lucha libre mexicana.
"¡Losrudoslosrudoslosrudoslosrudoooooooosssss… y el atlante!!"