Chaparrandeando
Oye, que mi vida como un ser de la mitad de mi estatura también puede ser emocionante. Vaya no es como que yo tome esas decisiones alocadas, pero procuro, en la medida de lo posible, vivir desde dos perspectivas una misma noche.
Resulta que este mes he convivido más con mi otro yo. Y he ido a una noche que fue por demás suculenta. Hace unas cuantas semanas me invitó a pasar una noche de películas y wii. Estaría ahí con alguna compañía (yo) y él, obviamente, con su señora esposa. La sorpresa fue que no contaba con su amigo el "Chapa" y la novia de éste. Era como una de esas veladas en que las parejas grandes y señoriales americanas al más puro estilo gringáceo juegan "Charades". De buenas que esto es México, lo señorial es cosa del pasado y jugaríamos Wii.
Esa noche además de platicar demasiado e ignorar el Wii. Vimos "Mullholand Drive" cuyo post no me atrevo a escribir aún puesto que necesito de tiempo de verdadera reflexión, no como ahora que sólo vapuleo teclas con mis recuerdos. Hubo juegos enigmáticos y trucos mentales, uno muy divertido con cuerdas que causó furor y risas por más de media hora y al final, cerca de las 5 de la mañana, el espectáculo debía terminar.
Semanas más tarde, fui al cumpleaños de la hermana de la esposa de mi otro yo. Suena más complicado de lo que es, mas aún así tuvimos unas pláticas chistosas que no involucraron trabajo ni religión, cosa rara en él.
Semanas más semanas menos, fui a la fiesta de alguien que no conozco pero ahí estaba mi otra vida: un yo en pequeño, calvo y casado, con el objeto de su máximo aprecio y llegué pa' echarnos otras charlas comiquísimas, de las cuales salió el comentario de lo lindo que sería: "poder besar a quien quisieras sin tener remordimientos ni complicaciones, sólo el gusto satisfecho de haberlo hecho".
Han sido eventos que he disfrutado mucho pero aquí le paro, porque el 2008 promete tener más reuniones chaparrescas como las supramencionadas.