16.9.12

Viviendo México


La primera vez que celebré el grito de independencia fuera de mi país fue ayer, en Boston. Tenía las expectativas altas, después se vinieron al suelo luego volvieron arriba pues soy optimista y al final, pues quedó este relato:
Vic me había invitado porque vio la información  para pasar la fecha con el Cónsul mexicano de Boston. “Festival del taco” donde competirían los restaurantes de Nueva Inglaterra, bastó leer eso para decidirme a ir. Lo trágico del evento fue que el cover, sólo incluía una banderita de papel y una boleta para votar por el taco más sabroso, adentro del inmueble (uno de esos gimnasios con duela del equipo colegial, típico de EUA) todo lo que se podía consumir, costaba y no era barato. Los primeros tacos que comí estaban generosamente servidos y eran de doble tortilla por $1, después comí unos más grandes de tortilla sencilla pero a $2, y al final unos similares pero  diminutos y al mismo precio. Si son muy fijados en los números como yo, notarán que la razón de dinero/comida empeoraba con cada taco que probé. De la cerveza ni hablemos ¡porque estaba a $7!... nos dolió tanto el codo que sólo bebimos una cuando bajaron el precio a $5 debido a que batallaban mucho con la feria.
La organización del grito oficial pudo haber sido más célebre y patriótica, pues fue al término de una canción y sin mucho aviso se oyó un “Aquí está el cónsul para dar el grito”, acto seguido: “¡vivan los héroes que nos dieron patria!...” nos tomó desprevenidos a todos -¡¿Viva?!. Esto no opacó a lo que sin duda fue lo mejor de la noche: ¡los mariachis!. A mí de verdad me gusta el folklor mexicano, sin embargo algunos de mis compañeros aplicaron la apatía y se perdieron de lo que hace especial a la música: los sentimientos que nos evocan, como los inspirados por de letras del tamaño de “Si nos dejan”, “Mujeres Divinas” incluso la de “Volver volver”. Con mi mes acá, que en verdad no es mucho tiempo, me emocioné por escuchar nuestra música mientras me inventaba las vidas de los demás asistentes: los mojados, restauranteros, obreros, los que ya nacieron aquí, los que acabamos de llegar; destinos, motivos y propósitos tan diferentes para cada uno.
México es alegría y fiesta sin importar qué, lo pude ratificar al oir escuchar nuestra música y ver a los niños correr y bailar disfrazados de charros. El espíritu de familiaridad y pertenencia me arrolló cuando me vi hablando con un Suizo. El tipo se casó con una mexicana y se fueron a vivir a Boston después de haber fracasado al intentar ser felices en su nación europea. “It was a huge mistake” recordó con seguridad ya que ahora “we´re much better here”. Ella es Mexicana pero sus padres hicieron vida en Chicago cuando era joven y se la llevaron. Papá es de Ohio y Mamá del DF, llegó a comentar en algún momento. Suiza y México no son tan diferentes en cuestión familiar decía el suizo; pues sus papás viven con nosotros, y está muy bien, es agradable tener manos que ayuden en la casa y su compañía. Su historia de amor y de distancias, su pasión por el fútbol “because that’s the only sport we care about in Switz, and the only one we like top lay”, los viajes y proyectos cambiantes fueron los temas de nuestra conversación, que esa noche empezó con “Oh, I´m from switzerland, I came here (al evento) with my wife and we´ve been living in Boston for the last 20 years”. No tengo idea de cómo se llamen y sé que no los veré de nuevo aunque estoy seguro que no olvidaré esa noche de exagerado sabor a México.

1 commento:

arturosc ha detto...

Siempre es bueno recordar de donde es uno. Al igual que tú, justo cuando llegué a Hong Kong me tocó asistir al "grito" organizado por el consulado mexicano. Este año no fue la excepción y por tercera vez consecutiva estuve en el "cocktail" organizado por el consulado. ¡Ah! Porque aqui hacen el evento medio fresón y por lo general lo hacen en un salón de algún hotel con comida mexicana, tacos de la única pseudo-taquería (www.mrtacotruck.com) que hay en Hong Kong y mucha cerveza mexicana. A veces traen mariachi pero no este año no hubo, lo que si hubo fueron micheladas que estuvieron buenísimas.