29.8.12

Una década y contando

Publico esta historia tal cual la escribí hace 9 años, recuerdo que la había pulido pero se me ha perdido la versión 2. El chiste es que hoy (ayer) se cumplen 10 años exactos que esto sucedió y siempre encuentro algo sobrenatural cuando platico esta historia, concordancia con tiempos y bueh suficiente preámbulo. Aquí la dejo a su consideración:

“28 de Agosto”
La clase se torna aburrida, y he perdido el interés en lo que se dice, más que nada porque ya quiero salirme de éste salón, sólo espero el sonido de la alarma para ir hacia el mismo lugar al que me dirijo siempre, al salir de clase, hacia el punto de reunión de mis amigos y mío. Suena el timbre, la hora de clase ha terminado y cuando las últimas instrucciones de la maestra son dichas, me apresuro a llegar a las escaleras que están en aulas dos. Hoy tengo más prisa que de costumbre, tengo un encuentro planeado y estoy muy emocionado, he de conocer a una persona muy especial, lo sé.
¿Cómo estoy tan seguro de que semejante encuentro habrá de efectuarse? La verdad sólo confío en encontrarla, pero la idea de que lleguemos a platicar más de una hora me tiene muy emocionado. Llego al lugar acordado, las escaleras, yo suelo juntarme con mis amigos ahí, y ella acostumbra pasar por ahí, lo sé porque la he visto antes, la espero y para relajarme un poco platico con mis amigos.
Han transcurrido casi dos horas desde que salí de mi última clase del día de hoy, no aparece, comienzo a creer que no he de verla hoy, tome un riesgo al citarla aquí y al parecer no sirvió de nada, entre la una y las tres de la tarde habríamos de vernos, hace unos minutos fueron las tres, comienzo a quitarme los letreros que me pegué en la camiseta. Ella me había sugerido que me pegase un letrero que dijera “Soy Emmanuel” porque no me conoce, sólo por conversaciones electrónicas habíamos tenido contacto, hoy nos ‘conoceríamos’ formalmente y como debe de ser. Acepté ponerme esos letreros, pero ya pasó la hora convenida y no se ha presentado, el motivo de nuestro encuentro era que me entregaría unos ‘ochitos’, son las cosillas ésas que sirven para abrir las latas, sé hacer pulseras con ellos y era el gancho perfecto para al fin hablar con ella en persona.
Tres y cuarto, era la hora marcada por mi reloj, no llegó, comencé a guardar las cosas que había sacado para mostrarle, mis cuerdas, tijeras, ‘ochitos’, pulseras, etc. Hasta había hecho un caminito de ‘ochitos’ para que lo siguiera y me viera. Fue en vano, pensé, dejé de prestar atención a mi alrededor y cuando estaba a punto de cerrar mi mochila, y toda mi esperanza de verla y conocerle se había esfumado, la veo pasar, no supe qué hacer, y lentamente se dirigía hacia unas escaleras que se encontraban cinco metros al frente y a la derecha de mí. Sé que es ella, la descripción que me dió coincidía a la perfección, tez blanca, cabello castaño, delgada y lo más característico de ella era su estatura, muy pequeña.
No logré hacer ningún gesto pues la estaba admirando en esos momentos y no podía creer que en verdad la estaba viendo, realmente vino a conocerme, eso pensé, pero mi sorpresa fue terrible, al ver que subía por aquéllas escaleras sin haberme siquiera visto. Por observar cada detalle de ella, sus bellos ojos cafés, su delicada figura, sus rasgos faciales, fui recorriéndola con la mirada desde el tono castaño de sus cabellos, hasta los colores verdes de sus zapatos deportivos; pasando por el azul de su blusa, sus pantalones de mezclilla ligeramente acampanados, lo que más me llamó la atención de ella fue su rostro, me gustaba. Cuando recobré la voz, estaba casi fuera de mi alcance visual, solo pude gritar un ‘¡hey!’, después desapareció de mi vista, había subido al segundo piso y no se percató de mi presencia.
Es el final, hasta le grité y no vino conmigo, seguramente no era ella, ahora sí toda esperanza de conocer a esa persona ha desaparecido, me dije. Cerré mi mochila y me senté de nuevo en los escalones, pensando en qué había salido mal, estaba confundido, la descripción se amoldaba perfectamente a ella. No entendí lo que sucedía, pero estaba seguro que debía retirarme, es tarde y la hora acordada ha pasado.
En ese momento, cuando levanté mi mochila y me la eché al hombro, escuché un ‘¡hey!’ que provenía desde arriba, volteé, yo estaba sentado bajo una escalera, paralela y al frente de mí, estaba otra escalera, de ahí provenía la vocecilla, mi sorpresa fue grata al ver que la joven, que hacía unos instantes había visto, bajaba por los escalones y se dirigió hacia mí. Lentamente y con pasos inseguros se acercó y comenzamos a platicar…a conocernos.

22.8.12

7 días en Cranston


Hoy(domingo) se cumple mi primer semana de 50 que me esperan lejos de la ciudad en que nací por cuestión laboral. Los primeros siete días de una aventura sin pies ni cabeza. Sucedieron cientos de cosas antes de llegar y un número similar de acontecimientos en mi estadía por esta ciudad norteña.
Hablaré de mi estadía que por unas cuantas semanas será de colado en la habitación de uno de mis compañeros de empresa y cliente mas no de proyecto pues él vivirá en Atlanta, ciudad por demás saturada de canadienses, mientras que yo me quedo acá, cerca de Boston, Montreal y NuevaYol. Tuve suerte de que este hotel nos da desayunos gratis y transporte a la oficina diariamente, así podré tomar una mejor decisión sobre dónde rentar departamento o casa y si me animaré a comprar un coche.
Mi primer aventura merece mención aparte, trata de la búsqueda de depa, viajes en autobús, la plática con una alcoholica drogadicta en recuperación, una visita al ghetto (de verdad, tipo gangsta’s paradise y así) la vista directa y a centímetros de una pistola de verdad. Pero no coman ansias, eso viene después, por lo pronto el primer fin de semana:
Ayer ( sábado )  fuimos al centro de Providence, a presenciar el ambientazo de Waterfires, que básicamente es ver cómo encienden múltiples piras de leños en el río que cruza el centro de la ciudad. Hay muestras de bailes Canadienses, plazas para bailar salsa y lo que nos llamó la atención por horas: muestra de Capoeira, a la orilla del río.
El Domingo tomamos carretera, muy tarde hacia Boston, ciudad que diera abrigo y sustento a (EL mi camarada Barniz por muchos meses, ahora era mi turno de explorarla. Por desidia e impulsiva organización llegamos como a las 3 p.m. y aún así nos dimos tiempo de echar tour de esos famosos y típicos para turistas. Subimos a un Destructor, de la 2da Guerra mundial y vimos las tumbas de los hijos de la patria y obveamente; del muso de las típicas cheves gringas: Samuel Adams
Bueno pero ¿y el trabajo qué? se preguntarán. La verdad es que no lo sé, la semana pasada me pidieron que no me presentara en la oficina hasta nuevo aviso, porque tienen que generar mis Id’s, contraseñas, accesos y demás; como en ese tiempo sólo estaría sentado por 8 horas en una silla, decidieron darme permiso de estar sentado en el hotel, aunque me la paso sentado en autobuses y bancas de parques.