No puedo más que imaginarlo
Dicen los que saben que los muertos no se van porque permanecen en la memoria de los vivos. También leí que "la muerte no se lo lleva todo, se lleva solo una parte, la parte mala, los malos recuerdos, los malos modos, las malas maneras" (C. Amoraga), como si nos hiciera santos a todos por igual y quizá lo merezcamos.
Mario se fue después de una fiesta, con amigos en aventura, dejando a su mujer y sus dos hijos. No llegó a ver la tercer década de vida y ya pasamos la treintena de su adiós. La historia se revelaría triste si contamos la falta que hizo después del '87, pero también puede ser feliz si apuntamos todo lo que logró antes del mismo año.
“Ay Mario ¿porqué tenías que regresar si ya habías llegado a casa?” repite mi madre cuando repasa esa noche. Sus hermanos lo recuerdan mejor que yo, sus hermanas más pero para mi sorpresa su memoria aún aparece en su familia política y amigos que para mí son unos desconocidos; alguna vez dijo Carlos Fuentes “¡Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos!” yo no tenía uso de razón cuando sucedió pero hoy no puedo estar más de acuerdo con él al escucharlos a ellos.
Como hijo no pude verlo perder la batalla ante los años, no tuve el honor de discutir con él y tacharlo de anticuado, no hubo oportunidad de que me abofeteara por andar en camino errado, ni hubo jamás un brindis por un éxito obtenido tras alguno de sus consejos. Sin embargo en su aniversario considero que me dejó un legado aún más completo: tenerlo presente como ideal, ejemplo, figura mítica, impecable hasta en el mínimo detalle hasta el último momento.
Te extrañamos Mario porque sentimos que nos dejaste y no podemos más que imaginar que todo sería distinto, mejor, si aún estuvieras aquí, con tus bigotes y manos de pianista, si pudiéramos pedirte ayuda o que sólo nos escucharas ¡o de jodido nos hicieras reír una vez más! …
José Martí señaló que “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida” por eso no te fuiste ni nos abandonaste de manera individual, nos acompañas colectivamente porque tanto así te necesitamos todos desde tu mamá pasando por tus hermanos llegando hasta tus flamantes nietos. No podías estar con todos al mismo tiempo en vida y llevas ya 30 años a nuestro lado.
¡Nos la volviste a hacer Mario!, quedándote para siempre.
Mario se fue después de una fiesta, con amigos en aventura, dejando a su mujer y sus dos hijos. No llegó a ver la tercer década de vida y ya pasamos la treintena de su adiós. La historia se revelaría triste si contamos la falta que hizo después del '87, pero también puede ser feliz si apuntamos todo lo que logró antes del mismo año.
“Ay Mario ¿porqué tenías que regresar si ya habías llegado a casa?” repite mi madre cuando repasa esa noche. Sus hermanos lo recuerdan mejor que yo, sus hermanas más pero para mi sorpresa su memoria aún aparece en su familia política y amigos que para mí son unos desconocidos; alguna vez dijo Carlos Fuentes “¡Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos!” yo no tenía uso de razón cuando sucedió pero hoy no puedo estar más de acuerdo con él al escucharlos a ellos.
Como hijo no pude verlo perder la batalla ante los años, no tuve el honor de discutir con él y tacharlo de anticuado, no hubo oportunidad de que me abofeteara por andar en camino errado, ni hubo jamás un brindis por un éxito obtenido tras alguno de sus consejos. Sin embargo en su aniversario considero que me dejó un legado aún más completo: tenerlo presente como ideal, ejemplo, figura mítica, impecable hasta en el mínimo detalle hasta el último momento.
Te extrañamos Mario porque sentimos que nos dejaste y no podemos más que imaginar que todo sería distinto, mejor, si aún estuvieras aquí, con tus bigotes y manos de pianista, si pudiéramos pedirte ayuda o que sólo nos escucharas ¡o de jodido nos hicieras reír una vez más! …
José Martí señaló que “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida” por eso no te fuiste ni nos abandonaste de manera individual, nos acompañas colectivamente porque tanto así te necesitamos todos desde tu mamá pasando por tus hermanos llegando hasta tus flamantes nietos. No podías estar con todos al mismo tiempo en vida y llevas ya 30 años a nuestro lado.
¡Nos la volviste a hacer Mario!, quedándote para siempre.