Toque de Midas
Ayer me tocó la de poseer el toque despreciable de descomponer cuanto automóvil automático manejase.
La primer víctima fue el fiel Chado, que al iniciar mi viaje, con una reversa cautelosa, perdió un neumático, sólo se desinfló totalmente, pero ya no era posible manejar así, por lo que lo estacioné frente a mi casa, busqué el gato y no lo hallé, así que dejé la reparación para el día siguiente (hoy) y esperé a que regresaran mi madre y mi hermana.
En la noche ibamos a una fiesta de disfraces, después de los departamentos donde habría de celebrarse el festejo, había un bordo, inmenso, inútil, mortal; tanto así que golpeó el mofle safándolo de su parte más cercana al motor y a los pocos metros sucumbió a la humedad y el traqueteo de la avenída Leones.
Ambos automóviles habían sido "estropeados" mientras yo les manejaba, esto ya había ocurrídome a principios de año. Yo jamás admitiré la culpa y sentiré ser el responsable directo de los percances, pero tengo que decir que no culparía que se me pensase ser el culpable completo.
Hoy están reparados ambos automóviles, y el toque, espero desaparesca porque esta semana pinta difícil.
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