Este relato tenía tiempo de querer compartirlo, pero para no salar lo que podría ser un futuro genial no lo había publicado.
No es secreto que renuncié a un empleo aburridón y mal pagado (acorde a mi verdadera experiencia) a principios de año, pasaron 2 meses para que me empezaran a llamar las empresas para concretar entrevistas. Estuve de moda en febrero pues llegué a tener 5 entrevistas programadas por semana. Gracias OCC.
Claro que muchas de esas eran ofertas que ofrecían más trabajo y menos dinero, misma área de conocimiento, pero al menos seguían ubicadas en mi ciudad. Not good enough.
Al final acepté un trabajo en una reconocida empresa internacional que se dedica a las oficinas, diseño, modelación y fabricación. El trabajo ofrecía aprender sobre áreas que no me había tocado ver en otros empleos y trabajaría rodeado de diseñadoras, un salario decente y excelentísimas prestaciones. El trabajo ideal pues.
¿Qué cambió? Pues en un momento en febrero quise entrar a 3 empleos, el primero se sordeó olímpicamente hasta que esta semana me confirmaron que les dijo su mamá que siempre no podrían abrir la vacante, ofrecía un sueldazo y justo en el área en que me las sé de todas, todas; el segundo era éste de las oficinas, me presionaron para aceptar su oferta a la 2da semana y lo hice, “al cabo si me habla la 3ra puedo renunciar” pero jamás pensé que me hablarían de la 3ra ¿porqué? Pues porque cuando pasé las primeras 4 entrevistas telefónicas me preguntaron mis expectativas y me fui muy alto, en verdad muy muy alto, pensando: “tengo que pedir demasiado, así seguro no me llaman y si sí debe superar por mucho un trabajo al que apenas voy a entrar”.
Pasaron los días y formalicé mi ingreso a la empresa oficinista, me presenté puntual a trabajar y estaba entusiasmado, vaya hasta fui a jugar futbol con los compañeros el 2do día de labores. La tragedia se dio el 3er día Miércoles, previo a los días de asueto por semana santa. Me habían aceptado mis exigencias en el 3er empleo.
Una oportunidad única, a ninguno de mis entrevistadores le había mencionado una cifra similar, vaya hasta recuerdo que “me ofrecí” por la mitad de ese sueldo en empresas menores y aún así se les hizo caro.
Bien pude haberme quedado un par de meses con los oficinistas pero el conflicto ético que me atacó fue que a mi 2da semana volaría a capacitación a Michigan y pasaría 2 semanas gastando dinero de esa compañía en mi alimentación, transporte y hospedaje y en dólares. Hice mis llamadas y renuncié tan pronto cuanto supe que la 3er compañía en verdad hablaba en serio. De los males, el menor – pensé.
Así fue como renuncié al mejor lugar al que he caído en mi corta historia profesional, pero ¿qué puedo decir? ¡Me ofrecieron una montaña de dinero!